martes, 27 de diciembre de 2011



REFLEXIONES ARTEANAS

A los que creen que hago lo que quiero.
La tipica pregunta que alguna vez todos nos hacemos y que nos provoca reflexionar filos(ofic)amente es ¿para que mierda estoy haciendo esto?. En primer lugar surge la contabilidad, revisar la billetera, debajo del colchòn o los mas audaces, pedir el ticket al cajero elèctrico para ver cuanta plata hicimos gracias a "eso". Claro, nunca es necesario hacerlo porque en esa misma intencion ya sabemos la respuesta: nada, o lo que es peor: poco.
Y pensamos en el espécimen de turno, encerrado en su negocio renegando con sus empleados, o el triste asalariado cuyas horas despierto las pasa en la fábrica, o tantos otros ejemplos de 6 dias laborales y 15 o 20 de vacaciones al año, y pensamos en imitarlo, porque queremos ese auto o el viaje en crucero... quizá el lcd para ver otro mundial en que quedamos afuera, y tambien la lanchita, el jacuzzi, la obra social y unos 15 hijos que disfrutaran sólo los tíos.
Entonces me alegro de calzarme las zapatillas rotas, las monedas para el colectico y el cuadernito espiralado y salgo a usar (o derrochar, total es mío y no se lo debo a nadie) el tiempo del que dispongo antes de recordar todo lo que la sociedad me impone y me ha hecho creer para hacerme sentir culpable por no hacer lo que no quiero. Y hago una pelicula de 20 minutos, o menos, que no dice nada, pero me reconcilia con migo mismo y me comenta, casi al pasar, que está bien.

Willy Burrut

Compañera de ARTEA proyecta:  "Buen viaje"  de Marianela Menelli.





Cuatro videos experimentales realizados por mujeres y surgidos de un taller de producción audiovisual dictado por Gustavo Galuppo
Escribe Gustavo Galuppo en su blog El Séptimo Continente:
"Pensar el videoarte rosarino hoy (o el experimental, no es cuestión de categorías sino de posiciones frente al medio) es pensar ya en algo casi inexistente. Aquella perfecta inutilidad de la que hablaba Iván Marino, desapareció finalmente en la misma ausencia de producción. Y nada es casual, claro, el hecho de la propia inexistencia de espacios de debate y pensamiento sobre las posibilidades expresivas de la producción audiovisual no genera otra cosa más que la repetición de fórmulas establecidas por otros motivos y con otros fines. La forma excluyente del modelo cinematográfico industrial supone, ante todo, la afirmación de una imposibilidad a modo de censura. El ‘cine’ (desde esa posición) es sólo eso, y no cualquiera accederá, claro, a los beneficios de la industria. Lo demás no existe (o en todo caso hay que inventar rótulos o categorías para relegarlos a una existencia algo precaria y caprichosa). Pero, de algún modo, esto pertenece a una discusión posible a ser desarrollada en otro contexto.
Decir entonces que el ‘riesgo’ (ya dejando de lado las categorías) no existe en la producción audiovisual rosarina sería de todos modos injusto y falso. Sí, existe y ha existido; autores y obras se han encargado siempre de manifestar esa incomodidad frente a lo impuesto buscando otros modos expresivos y otros modelos de producción menos asfixiantes. Desde las figuras históricas y reconocidas, hasta las emergentes en la actualidad, siempre surge esa brecha por la cual se respiran los aires menos asfixiantes de otras búsquedas y otros riesgos.
Los cuatro videos que conforman este cuerpo, aunque disímiles, tienen en común varios elementos. Todos exploran libremente las relaciones de la imagen con la música o la palabra. Tres de ellos tienen un carácter marcadamente autorreferencial. Dos abordan la cuestión de la memoria familiar y la figura paterna. Dos parten de un proceso de construcción en el cual lo lúdico asume el eje. Y todos, aquí sí, fueron hechos por mujeres."
Luego ofrece un detallado análisis de cada una de las producciones que recomendamos seguir leyendo.